- El nombre del sujeto es Alber Hudson. Cuarenta años de edad, casado y con dos hijas.
- ¿Antecedentes?
- Dos detenciones por violación. Nunca acabó en la cárcel.
- Eso explicaría como acabó aquí...Dos policías mantenían esa conversación, mientras observaban la escena de los hechos. El lugar estaba rodeado por un cordón policial, y los agentes estaban registrando la habitación que había albergado el macabro juego. Un policía tomaba huellas dactilares de la plancha de acero, mientras que otro examinaba el televisor. Otros de ellos tomaban muestras de la sangre, aunque era de seguro que era de la víctima de la prueba que allí había tenido lugar. Los dos agentes al mando del caso estaban observando los restos de la camilla, mientras que otros agentes trataban de quitar la enorme plancha de acero, para así recuperar la plataforma en la que estaba Albert...y el brazo que este había perdido por salvar su vida. De repente, uno de los dos policías se levantó, y salió de la habitación en silencio. El otro, tras dar un par de instrucciones, le siguió hacia la calle. El policía estaba encendiendo su cigarro, y la luz de las farolas revelaba mejor su forma. Era de piel blanca, unos 42 años, pelo rubio y corto. Su compañero se acercó a él, y ambos miraron la ciudad en silencio unos segundos.
- ¿Cuanto llevaba ese hijo de puta sin actuar?
- Dos meses. La verdad es que el miedo a sus juegos había bajado. Pensaba que finalmente habíamos acabado con él,
- Hierba mala nunca muere amigo mío. Los macabros juegos de Jigsaw solo acabarán cuando él esté en la silla.
- ¿Él? Pero...¿John Kramer no había muerto hace ya tiempo?
- Me olvidaba de que llevabas poco en el caso. ¿Sabes quien era Amanda Young?
- Si no me equivoco...Era una chica que estaba junto al cadáver de Kramer, cuando le encontramos a él y a otros dos mas.
- No vas mal encaminado. Amanda Young era una mujer que había estado en la cárcel por asuntos relacionados con los estupefacientes. Pero cuando la encontramos muerta, descubrimos que ella era la aprendiz de John. Una especie de Jigsaw II, la que debía continuar su legado tras su muerte.
- Si, pero está muerta. ¿No debería de haber acabado ya todo?
- Recuerda dos cosas: Una. Peter Straham está en búsqueda y captura aún, y se cree que él está relacionado con John. Y dos: Si Kramer pudo convencer a Amanda, y supuestamente, a Straham...¿acaso no crees que podría tener mas aprendices? ¿Mas gente dispuesta a seguir su legado de sangre?Su compañero iba a responder, pero entonces otro policía salió desde la escena de la macabra prueba de Jigsaw. Tenía una piel y un aspecto latino. El pelo negro y rapado al uno, y una pequeña barba con perilla aparecía en su rostro. Justo después de que el policía saliera, llegó un coche patrulla, del que bajo un hombre mayor, cercano a los 55, de pelo gris y gafas de montura gorda. La placa de policía reposaba sobre su torso, y una pistola asomaba de su pantalón. El otro policía miró al latino, y al otro policía, antes de centrarse en el segundo policía al cargo, aquel que estaba en la calle hablando sobre Jigsaw, el novato. Era de raza negra, y daba cierto aire de Nueva York. Aparentaría unos 28 años solamente, y llevaba la cabeza rapada. Vestía el uniforme reglamentario, aunque llevaba un pañuelo atado ,estilo bandana y de color negro, sobre la frente. El último policía en llegar le miró unos segundos, antes de mirar al latino.
- Agente González -Miró al de color
- Agente Especial Sanders -Y por último, miró al blanco
- Inspector Sullivan...¿Cual ha sido la causa de que me hayan llamado a casa? Podrían haber llamado a la central perfectamente.Sanders y Sullivan se miraron el uno al otro, ya que ninguno de ellos había efectuado la llamada. Pero entonces, González se adelantó un poco,
- Oficial McMillian. Hemos descubierto algo que puede ser bastante importante...para todos nosotros. Seguidme, por favor.Los cuatro agentes de la ley volvieron a entrar en la habitación, donde todo estaba mas o menos, igual que antes. Solo que había menos policías, debido a que ya se habían conseguido bastantes pruebas.
-Seguramente-Dijo González
-Os habéis peguntado el por qué Jigsaw habría hecho a Albert cortarse las manos, debido a que no habría podido escapar, y que se habría desangrado de una manera rápida.-Entonces, González se paró frente a una pared, al lado del televisor.
-Los hombres han descubierto esto.Seguidamente, González empujó la pared, dejando a la vista que era una falsa puerta. Los cuatro policías entraron en la estancia, la cual se iluminó nada mas entrar ellos. Había una pequeña mesa quirúrgica, con un bol lleno de agua...y una especie de radiador al lado. Sanders se adelantó un poco, y tocó el radiador, para apartar la mano al instante
- Joder, ¡está encendido el muy cabrón!. Sullivan, sin embargo, miró la mesa un poco, dándole poca importancia al radiador, hasta que se acercó de nuevo, y acercó la mano, notando él el calor que desprendía el aparato.
-Lo que pretendía...Era que Albert se quemara los muñones, para desinfectar la herida y detener la hemorragia. Pero a esta temperatura...Los cuatro policías observaron la mesa, en la cual solo se encontraba el bol lleno de agua. McMillian, de repente, metió la mano en el agua , y al sacarla, tenía agarrada una bolsa de plástico, en la que había una grabadora, con una cinta puesta. McMillian miró a los otros tres policías, y los tres asintieron. González se acercó a la puerta, para ver que no había nadie, mientras que McMillian sacaba la grabadora de la bolsa, y la encendía. No pasó mucho hasta que una voz llenó la habitación.
-Hola...Agente Pedro González...Agente Especial Michael Sanders...Inspector William Sullivan...Oficial Henry McMillian...Ustedes cuatro llevan un tiempo siguiendo mis pasos, buscando mi nombre en listas de archivos, y mi rostro en el mar que es esta ciudad. Ustedes creen, que están haciendo lo correcto, que me están buscando para proclamar, la justicia...Pero ustedes aplican aquello de que "El fin justifica los medios", porque atacar a algunos sobrevivientes de mis pruebas no es justicia, relacionarse con drogadictos, con la excusa de saber mas de mi, no es justicia, porque falsificar pruebas para meter entre rejas a supuestos "Yo", no es justicia...Y disparar su arma reglamentaria contra aquellos que no les dicen lo que buscan, no es justicia...Ustedes cuatro, cada uno de ustedes cuatro, ha cometido pecados. Pecados que han manchado su vida, y les han hecho indignos del lugar en el que se encuentran. Ustedes no merecen el prestigio social que tienen hoy en día...¿Serán capaces de olvidar sus pecados, y lograr atraparme? ¿O morirán arrastrados por aquellas acciones que realizan en pos de "su" justicia? ¿La vida...o la muerte? La decisión es suya, agentes.La grabación empezó a emitir una risa burlona, y McMillian la detuvo. Los cuatro agentes de la ley se miraron mutuamente, después de haber escuchado las palabras de Jigsaw...Finalmente, Henry McMillian miró a los tres, con una cara que reflejaba ira y tristeza en igual medida
-Lo que hemos escuchado esta noche, ha de quedar entre nosotros cuatro...Lo primero, es cazar a este cabrón. Luego ya hablaremos de expedientes.Los otros tres asintieron y salieron de la habitación. McMillian se detuvo allí unos segundos, antes de guardar la cinta en su abrigo, y salir también. Los cuatro agentes, ya en la calle, se miraron mutuamente, antes de separarse, con distinto rumbo, pero con la misma pregunta en la cabeza...
Minutos mas tarde, un coche de color naranja aparcó frente a una casa, en un de los peores barrios de la ciudad. De vehículo bajó el agente González. El latino se apoyó en su coche unos minutos, reflexionando sobre lo que había visto, antes de levantar su vista del suelo, y dirigirse a casa. Pero entonces, un pequeño alboroto le llamó la atención. Un individuo de pelo largo y con una capucha estaba amenazando a otro joven, que se encontraba con las manos en alto. González desenfundó su arma, y se acercó con sigilo hacia el individuo de la capucha. Lentamente, puso su arma en su espalda, y le llevó a la pared. Cuando inmovilizó al joven, se llevó al mano a sus esposas, pero nunca llegó, porque notó un pinchazo en el cuello, seguido de una sensación de mareo y sueño. González cayó al suelo, y lo último que vio antes de desmayarse, fue que ambos individuos, uno con una jeringuilla en la mano, le miraron fijamente a los ojos...A través de unas máscaras de cerdo.
Después, todo fue oscuridad...